Un tiempo vivieron su tragiromance, en la soledad de sus mutuas compañías, hasta que llegaron los vástagos, lindas criaturas inocentes de piel suave y pelo reluciente.
Hasta las piedras del bosque le decían a la loba que ese no era el ambiente para educar a sus crías, pero ella decía que él era su padre, y más vale un padre malo que ninguno. Ante tal argumento las piedras preferían callar, no hay mayor sordo que el que no quiere escuchar.Pasaron los años, las crías brillantes y sedosas que fueron en sus primeros días se volvieron grises y peligrosas algunas, mientras las otras se volvieron miedosas, asustadizas y de piel sangrante.
Todas habían interiorizado hasta la médula el odio visceral y destructivo hacia lo que se ama. Ya son adultos de piel dura, son perros-lobo con poder suficiente para destruir y autodestruirse.
Moraleja: ¿Acaso mereció la pena el silencio o mantenerse al lado del maltratador?
Autora: YSH
Me encanta el relato, pero ¿por qué siempre que se habla de maltrato se enfoca a la mujer como a la víctima? ¿Acaso no hay hombres maltratados?¿Por qué los hombres están más desprotegidos ante el maltrato que las mujeres?¿Por qué se favorece a las mujeres en caso de maltratos?
ResponderEliminarReivindico desde aquí que los hombres están desprotegidos frente al maltrato y que el tema de la mujer tiene demasiada carga de sensacionalismo mediatico
Buenas tardes, hemos encontrado su Web en Google y nos gustaría proponerles un intercambio de enlace (texto). Nos beneficiaría a ambos, mejorando nuestra posición en todos los motores de búsqueda.
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